Fue en el año 1939 cuando empecé a escribir para “el público”, ya que en realidad me recuerdo a mí misma escribiendo siempre.
Mi infancia se desarrolló en un ambiente literario de calidad, ya que mi padre, además de ser escritor teatral de gran renombre, era presidente de la Sociedad de Autores Españoles.
A los quince años me enamoré locamente… crecí y realicé mis ilusiones, casándome con mi guapo oficial de la Marina. Un muchacho encantador, que, con tres años de amor,llenó el resto de mi vida de bellos recuerdos.
Sobrevino la catástrofe con la guerra civil española, y llena de horror me encontré viuda, con veinte años y dos niñas que entre las dos contaban dieciocho meses...
Apenas teníamos dinero y era preciso vivir.
Comencé a escribir novelas cortas para las revistas y llena de febril actividad, escribí mi primer libro “En poder de Barbazul”, admitido por la Editorial Juventud, y cuya
aparición coincidió con el final de la guerra. Fue preciso readaptarse a la vida y regresar a Madrid, a “casa de mamá”, aquella casa de la cual yo saliera con mi vestido blanco de novia, llena de ilusiones.
Mi suerte cambió el día que llamaron a mi puerta preguntando por la escritora Luisa María Linares: - Soy un productor cinematográfico y vengo a adquirir los derechos de “En poder de Barbazul” … Apenas vendidos los derechos para España, fueron pedidos para Italia y Alemania.
Publiqué a continuación: “Un marido a precio fijo” que también se adaptó al cine, consiguiendo el primer premio Nacional de Cinematografía del año 1942. Al año siguiente, con mi libro “Doce lunas de miel” volví a conseguir este premio. En 1954 la Universal Films eligió mi novela “Mi novio el Emperador”, que produjo inmediatamente.
Estoy contenta con mi profesión y con mi suerte. Mis hijas han ido creciendo y son mis mejores amigas. Vivo rodeada de juventud, lo que mantiene mi espíritu alegre.
En la sala, la fotografía de un hombre guapo y también joven, en uniforme de la Marina, preside nuestra vida.
Y yo sigo tejiendo sueños con mi pluma, vertiendo sobre el papel mis sentimientos, mi desbordante imaginación y mi alegría de vivir, teñida a veces de apasionada
melancolía.